Santos... a la dirección
Chale! No importa la edad, que te llamen de dirección siempre deja una sensación de pánico. Los motivos son irrelevantes, si es una felicitación o un regaño. Por que siempre existe la incertidumbre, el miedo a que quizá te cacharon en algo pero no tienes la más remota idea de en qué. Vas a la guerra sin armas y para eso no hay edad que valga.
Lo que me parece aún peor es que en mis años de estudiante rara vez pisé la dirección y seguro no por alguna llamada de atención. (salvo una vez en la prepa léase: cárcel en un conato por volarme una clase). Ahora a mis veintitantos aún trago saliva y me dirijo sin pistas sólo armada con mis reportes y mis documentos a las mazmorras del director.
Esto consecuencia a que en los últimos meses he sido llamada 3 veces a dicha sala de torturas escenario de las pesadillas de todo estudiante malandro, sólo que ahora los papeles se revierten. Ahora es la maestra quien tiene que negociar para que los alumnos trabajen. Por diversos motivos, pero la petición siempre es la misma, los alumnos no quieren aprender pero quieren pasar la materia. Lo cual me deja sin palabras, yo también fui alumna: fui ñoña a veces y a veces también eché flojera, pero era consiente de mis acciones y no iba a pelear lo que sabía que no tenía derecho, es más creo que ni siquiera pedí una extensión de una entrega. Yo viví en esa represión en dónde el maestro SIEMPRE tenía la razón. No digo que eso sea lo correcto. Yo también me revelé,luché contra el sistema, corrí a mi asesor de tesis por inepto y emprendí mis batallas, algunas ganadas y otras perdidas, pero siempre contra lo que creí injusto. Pero esto era sobre todo que se parara enfrente de mí alguien que no enseñaba, que no sabía el tema o que calificaba sin bases. Yo también fui puberta y creí tener la razón (en algunos casos la tenía) pero nunca me atreví a pararme a exigir que no me enseñaran.
Las escuelas son para eso, me sorprende la resistencia a aprender de los alumnos, y más aún que las instituciones los secunden, por que tienen miedo a los padres y lo que de verdad no puedo comprender es que los padres apoyen a sus hijos en estas batallas. Padres que hablan en favor de sus hijos que no entregan tareas y plagian trabajos. Lo peor de todo es la edad de los chamacos. Estoy hablando de chicos universitarios. Ya mero mi madre iba a ir a reclamar a la escuela en la prepa, mucho menos en la carrera a pedir que no estresarán a su hija. No quiero saber cómo esa hija que se estresa por que semanalmente tiene que entregar un trabajo de 30 minutos lidiará con las presiones del trabajo y de la vida cotidiana.
El problema... es que nadie quiere problemas, los padres no quieren lidiar con adolescentes malhumorados por que tienen que poner atención en clase en lugar de chatear, las autoridades no quieren lidiar con papas abrumados de confrontar adolescentes malhumorados y los maestros bueno... con tal de no generar una cadena infinita de problemas pues se hacen de la vista gorda. O al menos esa es la explicación de por qué llegan a mi clase sin conocimientos que debieron adquirir en la secundaria. Desgraciadamente yo tengo mucha paciencia y mucha más necedad, quizá no cambie las cosas, pero al menos no seré complice del atrofiamiento y letargo mental de quienes se supone son el futuro.
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