Wednesday, August 09, 2006

Ra’ósari



“Ra’ósari” significa Amanecer en Rarámuri. El Indígena dice: "Ra’ósari es cuando mi espíritu despierta a la naturaleza, a la vida y al hermano... Es más que vencer el sueño, por el contrario, es la frontera que lleva los sueños a la vida, a cada día"

Al vertiginoso ritmo de las barrancas la tierra se estremece. Ella no reclama nada de los chabochis, solo les sacude los huesos, y poco a poco y cada vez más fuerte avanzan los latidos, y de pronto invaden el aire. Están por todas partes, son los soldados y los fariseos, son los hombres que emergen de la planicie, que caminan con tambores y con los pies descalzos, con la piel curtida por el sol, con paso firme y con la mirada alta, como no se ven en las ciudades.

Aquí donde el tesguino es fuente de vida y es cáliz de hermanos, donde las estrellas son el techo y la luna la guía. Encontré valores tan sencillos y una existencia plena. Encontré un punto de partida, y un motivo de eterno retorno. Pero lo mejor fue que me encontré, acogida por la solemne montaña, por la calidez rarámuri de aquellas mujeres como no se ven tan fácilmente en estos tiempos: de brazos fuertes y voluntad inconmovible, que sepultan sus penas en sus enaguas, siempre con sonrisa chimuela. Me encontré sintiendo la tierra seca y fértil entre mis manos, y una manita áspera del otro lado de mis dedos.

No puedo decir que mi vida haya cambiado mucho desde entonces, pero puedo decir que mi visión hacia la vida ha cambiado en muchos maneras. No me alargaré contando las cosas que se valoran en tiempos de carencia, eso se aprende en muchos otros lados, Pero hay cosas que solo en la sierra se viven, como esta plenitud de vivir aunque sea por poco tiempo un poco como raramuri, y de ver las cosas un poco como raramuri, como niños tarahumaras. Cuyos sueños y deseos no son en nada diferentes a los de los demás niños, pero en cambio si su actitud, al verse excentos de un mundo lleno de privilegios, temores y sobreprotección. De vivir como hombre raramuri, que vive sin reloj, sin calendario, con la intención sólo de seguir viviendo, terco para morir, y sin embargo aceptando la muerte con verdadero desasosiego.

Es por eso y mucho más que esta tierra de pisadas ligeras y de grandes contrastes significa más que el lugar de hambruna y necesidad que la gente ve, más que el problema social y económico que los políticos encuentran. Es un lugar ajeno a los blancos, y al mundo exterior. Pero gravemente afectado por el culto recelo de los chabochis, quienes ven en este pueblo brazos, y no caras, que no ven religión, si no folklore, que no sólo ven artesanías y no arte, que no los consideran personas si no recursos humanos. Que no han sabido ver a través de estos ojos de raramuri. Que te miran, te examinan, y se ríen contigo, que te cobijan en la tibia calidez de la silenciosa compañia y de esta fogata, sin recelos sin diferencias, mientras sus plantas callosas se funden con la tierra y con los árboles, y tus problemas seguramente con el paisaje, y te ofrecen una weja de tesguino amargo como único favor antes de convertirte en su hermano.

Y así con ojos de chabochi pero con un alma que quiere ser raramurí, me encuentro sola entre la sierra y mil preguntas que no han hallado respuesta, en medio de tambores que convierten los golpes en colores, en medio de risas chimuelas y olores tarahumaras, bajo las estrellas y con la luna de guía, con tamborazos que retumban sobre mi piel. Con la panza llena y el alma plena.

En recuerdo al día de los pueblos indígenas que hoy se celebra.

....A veces me ha pasado que despierto y veo un techo de estrellas y siento frío en los pies, y sientes que todo se mueve con el viento, y después pasa que me depierto deveras y veo el techo de concreto y la obscuridad. No te ha pasado? Si has estado en la sierra, seguro que sí.

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