Monday, August 24, 2009

Mujeres valientes

"Si te atrae una luz, síguela.
Si te conduce al pantano, ya saldrás de él,
pero si no la sigues siempre te preguntarás
si acaso esa era tu estrella".

"El mundo necesita más mujeres valientes que se atrevan a afrontar su destino" Eso me lo dijo con la intención de animarme a tomar una decisión que implicaba un voto de confianza al azar. Pero no lo hice... Hoy ella siguiendo su propio consejo se armó del valor de quien conoce sólo la incertidumbre y se va a ese encuentro sin garantías lleno de posibilidades pero también de responsabilidades y del trabajo que las acompaña. Su decisión me contagia de su alegría y de valor y me hace una vez más cuestionarme sobre eso que la gente llama "destino" ¿Existe tal cosa?

Estoy segura de que cada quién se forja su propio destino, de que no somos títeres de ningún hilvanador de nuestro sino, nuestra determinación y trabajo nos lleva a ese lugar que vamos trazando con cada una de nuestras decisiones.

Pero... ¿Qué pasa cuando a pesar de todo, eso no sucede? No llegamos a ese encuentro. Siempre he pensado que hay que tener la mirada puesta en lo amplio del horizonte y cambiar de rumbo si así se necesita. Que si las cosas no se dan es por algo, por que no están hechas para darse. Hay que seguir caminando alumbrando nuestro camino quizá siguiendo otros sueños, ser flexible y también dejar que la vida te vaya guíando, no tomar una decisión es en sí una decisión. Al final de cuentas no hay nada fijo, por qué aferrarse por seguir un camino. Quizá al término se llegue a la misma dirección. Pero qué tal que me equivoque. ¿Qué tanto uno se aferra y que tanto uno se deja llevar? ¿Qué si no nacimos para ser mujeres valientes? ¿Decisión o destino?

La duda es mi única constante en este viaje.

Thursday, August 20, 2009

Santos... a la dirección


Chale! No importa la edad, que te llamen de dirección siempre deja una sensación de pánico. Los motivos son irrelevantes, si es una felicitación o un regaño. Por que siempre existe la incertidumbre, el miedo a que quizá te cacharon en algo pero no tienes la más remota idea de en qué. Vas a la guerra sin armas y para eso no hay edad que valga.

Lo que me parece aún peor es que en mis años de estudiante rara vez pisé la dirección y seguro no por alguna llamada de atención. (salvo una vez en la prepa léase: cárcel en un conato por volarme una clase). Ahora a mis veintitantos aún trago saliva y me dirijo sin pistas sólo armada con mis reportes y mis documentos a las mazmorras del director.

Esto consecuencia a que en los últimos meses he sido llamada 3 veces a dicha sala de torturas escenario de las pesadillas de todo estudiante malandro, sólo que ahora los papeles se revierten. Ahora es la maestra quien tiene que negociar para que los alumnos trabajen. Por diversos motivos, pero la petición siempre es la misma, los alumnos no quieren aprender pero quieren pasar la materia. Lo cual me deja sin palabras, yo también fui alumna: fui ñoña a veces y a veces también eché flojera, pero era consiente de mis acciones y no iba a pelear lo que sabía que no tenía derecho, es más creo que ni siquiera pedí una extensión de una entrega. Yo viví en esa represión en dónde el maestro SIEMPRE tenía la razón. No digo que eso sea lo correcto. Yo también me revelé,luché contra el sistema, corrí a mi asesor de tesis por inepto y emprendí mis batallas, algunas ganadas y otras perdidas, pero siempre contra lo que creí injusto. Pero esto era sobre todo que se parara enfrente de mí alguien que no enseñaba, que no sabía el tema o que calificaba sin bases. Yo también fui puberta y creí tener la razón (en algunos casos la tenía) pero nunca me atreví a pararme a exigir que no me enseñaran.

Las escuelas son para eso, me sorprende la resistencia a aprender de los alumnos, y más aún que las instituciones los secunden, por que tienen miedo a los padres y lo que de verdad no puedo comprender es que los padres apoyen a sus hijos en estas batallas. Padres que hablan en favor de sus hijos que no entregan tareas y plagian trabajos. Lo peor de todo es la edad de los chamacos. Estoy hablando de chicos universitarios. Ya mero mi madre iba a ir a reclamar a la escuela en la prepa, mucho menos en la carrera a pedir que no estresarán a su hija. No quiero saber cómo esa hija que se estresa por que semanalmente tiene que entregar un trabajo de 30 minutos lidiará con las presiones del trabajo y de la vida cotidiana.

El problema... es que nadie quiere problemas, los padres no quieren lidiar con adolescentes malhumorados por que tienen que poner atención en clase en lugar de chatear, las autoridades no quieren lidiar con papas abrumados de confrontar adolescentes malhumorados y los maestros bueno... con tal de no generar una cadena infinita de problemas pues se hacen de la vista gorda. O al menos esa es la explicación de por qué llegan a mi clase sin conocimientos que debieron adquirir en la secundaria. Desgraciadamente yo tengo mucha paciencia y mucha más necedad, quizá no cambie las cosas, pero al menos no seré complice del atrofiamiento y letargo mental de quienes se supone son el futuro.

Sunday, August 02, 2009

Todos tenemos un Luis Gómez


Me sorprende lo pequeño que es el mundo y no hablo sólo de mi pequeño mundo San Petrino, que si el mundo es un pañuelo, éste no es más que un moco. Hablo de las coincidencias, y más aún de aquellas que van tejiendo su red como telaraña hasta conectarse de formas inesperadas.

Creo en aquello de los seis grados de separación que mantenemos con cualquiera, pero más me sorprende no sólo estar tan cercanos por terceras personas con quienes ni conocemos; Si no en esas personas que sin pretenderlo afectan tu vida, pequeños actos que tienen efectos secundarios sólo visibles a quien pude ver el panorama completo.

Yo le llamo el curioso caso de Luis Gómez, Luis Gómez no es nadie y es todos, es un nombre común y una constante. Resulta que hace un par de años llegó a mi puerta Luis Gómez un chico de 18 años, hijo del Ing. Luis Gómez. Resula que Luis estaba en la prepa y tenía que hacer prácticas para su clase de orientación profesional en dos áreas de su interés. Su papá ingeniero civil y amigo de mis papás le daría trabajo en su despacho unas semanas y me había pedido que hiciera lo mismo con él. Con mi limitada experiencia de niñera adolescente lo acepté y le firmé sus horas, lo traje de rol por donde andaba y le expliqué a grosso modo de que se trataba y en donde se metía si decidía estudiar arquitectura... Le mandé una carta a su maestro explicando su desempeño y avalando sus horas de práctica y nunca lo volví a ver. Un año más tarde me habla el Sr. Daniel y su esposa por que querían que les cotizara unos trabajos, el proyecto que todos quieren, 400 m2 de construcción, casa-habitación interés residencial para 3 personas, un presupuesto generoso y bendita libertad creativa. Después de trabajar con ellos les pregunté que como habían dado conmigo, y resulta que su hijo era amigo de Luis Gómez y él me había recomendado. Who knows...Algo bastante improbable.

Otro día estando en el D.F. fui a cenar con unos amigos a un lugar que era nuevo y estaba lleno, no traíamos reservación. Cuando nos preguntan por la reservación estábamos a punto de resignarnos, cuando se acerca un mesero y nos dice: "La reservación de Luis Gómez?, pasen por aqui." Nos sentamos en la terraza y nunca llegó Luis Gómez a reclamarnos.
Hace poco me contacta una persona por que dió conmigo en el FB (aún no sé cómo) y quiere que le haga un proyecto, aún no sé si yo soy esa quien busca, pero busca al menos a mi némesis una Maru de Monterrey que al parecer hace lo mismo que yo, será a mí a quien busca o será mi otro yo. Y esa persona adivine: es Luis Gómez (otro Luis Gómez por supuesto.)