Thursday, February 04, 2010

Llorar sin fines de lucro



Me parece necesario reivindicar el santo derecho de llorar. Llorar así por qué sí, por que lo siento y por qué quiero. No con el malsano placer de hacer sentir mal a nadie, ni con la calculada efectividad de obtener algo, si no llorar por que te nace, por qué es más una necesidad fisiológica que una maniobra de racaudación fiscal.

Hombres: entiéndalo y acéptenlo a veces las personas necesitamos llorar, tanto como necesitamos sonarnos la nariz, es sonarnos el alma para sacudirla y lavarla. Siempre me ha parecido muy triste e injusto eso que la sociedad les ha hecho, eso de vetarles su derecho al llanto, de condenar al hombre que llora y llamarlo marica. Llorar no tiene sexo. Uno nace llorando y es lo más natural. La gente aprende a hablar, a caminar y a reirse por imitación, sólo llorar es algo que nadie nos enseña.

Lloramos conmovidos, lloramos de tristeza, de alegría, de risa, de coraje y de impotencia. Con o sin mocos, con o sin berridos y créanme que nada hermana más que compartir el llanto sin necesidad de justificantes.

Así que sin chantajes, sin dobles intenciones reclamo el derecho de llorar, sin que nadie me critique a mí y a mi sexo entero, ni me minimice por eso. Por que cuando uno llora es por que las emociones no le caben en el cuerpo.