Segunda Piel
1 Habitar
1.1
Origen etimológico
«La manera en la que los humanos estamos en la Tierra es
habitando...ser un ser humano...significa habitar."» HEIDEGGER, 1954
La palabra
habitar se ha utilizado como sinónimo de vivir, o de estar. Sin embargo esta
palabra que tiene su origen en el latín, proviene del verbo habito, habitas,
habitare, habitavi, habitatum frecuentativo de habeo, habes, habere, habui,
habitum con el significado de tener. Un verbo frecuentativo se refiere a una
acción que se repite, habla de una acción duradera y continua. Por lo que su
concepto etimológico es “tener
reiteradamente. Y su definición es ocupar una persona un lugar o una casa” (DICCIONARIO ETIMOLÓGICO DE CHILE, 2017).
Sostiene
Arnau citado por Sarquis que “La primera consecuencia del propósito de habitar no es la
habitación, sino el hábito. El habitar crea hábitos y los hábitos constituyen
un principio de habitación: habitar es habituarse. Hábito y habitación juegan
así un juego dialéctico’. La diversidad de sentidos del hábito ilustra su
concepto. Existen tres nociones de hábito: a) es un vestido; b) un
comportamiento; c) una facilidad”.
Según esta
concepción Sarquis ahonda que su primera acepción es un vestido, pero no una
ropa cualquiera “sino aquel que cada uno
usa según su estado. Es un vestido, por consiguiente, representativo y
significante de cierta condición u oficio. El matiz religioso viene luego.
Según el segundo significado, hábito es un modo de
comportamiento Sarquis cuestiona: “¿Cómo,
si no, la arquitectura habría de aprehender la imprevisible conducta del
hombre, si ella no obedeciera a un abanico de hábitos estables? Puede haber
habitaciones, porque hay hábitos: de estudio, de reposo, de aseo, de
restauración, de trabajo, de convivencia. Esos hábitos son las costumbres que los
romanos antiguos llamaban mores.(…) El
que habita mora, y el que mora tiene mora”. En este punto la arquitectura y
la ética se encuentran. Con el vocablo moradores, “Nos
recuerdan los latinos la cualidad moral, o inmoral, de todo alijo de
costumbres”.
Señala Mandoki 2006 que “Las convenciones culturales son artificios
materiales cuyo uso le proporciona al ser humano la estabilidad necesaria para
sobrevivir socialmente. Como criatura inestable y mortal que es depende de la
cultura y sus convenciones para albergarse y convivir”.
Gérin en un
análisis etimológico sobre el término delimita que habitar es de humanos, ya
que muy pocos animales son definidos por el lugar que habitan en cambio en el
caso de los pueblos antiguos, se definían casi exclusivamente por el territorio
que ocupaban, dando origen a los adjetivos de uso sustantivo como hebreo, moro,
etc. (GÉRIN, A. 1999)
“El
ámbito que el diccionario reserva para habitar es la casa”. (GÉRIN, A.
1999) pero entonces existen muchas otras edificaciones que no son casas o mejor
dicho edificaciones residenciales, en donde se habita y también se llaman
casas, como una casa de huéspedes, una casa de reposo, la casa del Señor, una
casa de citas, una casa de cultura, etc.
Guérin
señala que en el español hispanoamericano se hacía la diferencia entre
habitador y habitante, refiriéndose al primero como un poblador de una zona
rural, en cambio el segundo se refería a un morador de ciudad. Incluso en los
primeros textos de la nueva España no se hace referencia al verbo habitar.
(Como si los indios no hubieran alcanzado este estado de ocupación).
El florentino
Brunetto Latini (1220-1295) maestro de Dante escribió en francés “El tesoro”
una obra enciclopédica, en donde se lee “Alma es vida del hombre y dios es vida del alma. No es hombre su
cuerpo, que fue hecho del
limo de la tierra, solamente es hombre si alma habita en él y,
por este ajuste a la carne, es ella llamada hombre” (El tesoro, libro
I). (Citado por Guérin en los cambios en las dimensiones semánticas de habitar,
1999) Guérin reflexiona que “en el
espacio del sentido, habitar consiste, entonces, en un profundo ajuste entre
dos realidades discretas y diferentes: el alma divina y el cuerpo efímero, un
pueblo y su territorio, el hombre y su ciudad (…)”
1.2
Habitar
es instrínsecamente poético
“No habitamos porque hemos construido, sino que
construimos y hemos construido en la medida en que habitamos, es decir, en
cuanto que somos los que habitan” (Heidegger, M. 1951)
Con esto Heidegger
nos dice que construir no es habitar, incluso me atrevo a decir que se puede
habitar lo no construido precisamente transformándolo, construyéndolo que no es
lo mismo que edificándolo. Al mismo tiempo que puedo decir que la arquitectura
no necesariamente está ligada a construcción, la arquitectura es el orden y el
sistema. José Ricardo Morales en Arquitectónica: Sobre la idea y sentido de la
arquitectura señala que: “Independientemente de que la arquitectura construida
exista, nos encontramos con manifestaciones arquitectónicas originadas por el
desplazamiento del hombre en los caminos. (…) Incluso su actividad pensante se
vincula directamente con estas acciones”. Hoy día sin embargo es difícil pensar
en arquitectura sin imaginar una edificación. Se llama arquitectura a cualquier
construcción, pero claramente arquitectura es más que construcción y habitar es
más que vivir, tal como se ha definido etimológicamente. Habitar habla de la
experiencia transformadora del ser humano, que para ser necesita transformar su
entorno, es su forma de relacionarse con él y no sólo de una manera adaptativa
y funcional, sino también de una manera poética. Heidegger en 1951 defiende
esta postura diciendo que “Poetizar es propiamente dejar habitar. (…) Poetizar,
como dejar habitar, es un construir. Pero no un construir en el sentido de
levantar edificios y equiparlos. (…) El poetizar es lo primero que deja entrar
el habitar del hombre es su esencia. (…) El poetizar construye la esencia del
habitar. Poetizar y habitar no sólo no se excluyen. No, poetizar y habitar,
exigiéndose alternativamente el uno al otro, se pertenecen el uno al otro”. Por
su parte Josep Muntañola en su libro la
arquitectura como lugar aborda la cuestión de la estética de la arquitectura,
más allá de su tectonicidad, y sus relaciones funcionales, haciendo hincapié en
la fenomenología de los espacios declara que “La belleza de
los lugares habitados siempre ha tenido, en los tratados de arquitectura, el
contenido poético del entrecruzamiento entre construcción y habitar” (Muntañola, J. 1998).
La manera en que hemos ido innovando y sofisticando las maneras de
habitar ha ido evolucionando con la humanidad misma, se puede decir que somos
seres pensantes casi desde el momento mismo en que empezamos a habitar. Coinciden
los primeros vestigios del homo sapiens con los hallazgos de las cavernas,
nuestras primitivas maneras de habitar. Ya que no nos limitamos a ocuparlas, si
no fueron grabadas, pintadas y modificadas. Señala Freud que "...los primeros actos culturales
(realizados por el hombre) fueron el empleo de herramientas, la dominación del
fuego y la construcción de habitaciones." Dado que el mundo natural
es hostil para la vida del hombre, lo hemos transformado, en principio
protegiéndonos ante las inclemencias naturales. El hombre ha inventado una “especie
de segunda piel que lo protege dándole un espacio donde pueda producir, conservar y
reproducir su vida.(…) Esa piel, que no es otra cosa que su vivienda.(…) Esa
segunda piel denominamos arquitectura (…)ha creado un espacio a imagen y
semejanza del hombre para que el ser humano pueda sobrevivir.” (Ramírez Ponce,
A. 2002) La arquitectura es antropocéntrica al igual que casi cualquier
artefacto inventado por el hombre, sin embargo pareciera que cada vez es más
deshumanizada, porque si bien es cierto que atiende a las necesidades
funcionales de la actividad humana, la “experiencia humana” es cada vez más
escasa.
1.3 Habitamos en capas
«Las bestias tienen madrigueras; el
ganado, establos; los carros se guardan en cobertizos y para los coches hay
cocheras. Sólo los hombres pueden habitar. Habitar es un arte. Únicamente los
seres humanos aprenden a habitar.» El mensaje de la choza de
Gandhi (Illich, 1978)
Según el
artista y arquitecto austríaco Hundertwasser, hacemos uso de cinco pieles
diferentes. La primera de ellas es la nuestra, la epidermis; la segunda, la
vestimenta; la tercera la casa, los edificios; la cuarta piel es la identidad,
es nuestro entorno más cercano, nuestra familia, nuestro barrio o ciudad, en
resumen, todo aquello ajeno a nosotros que nos ayuda a definirnos. Por último,
la quinta piel es la Tierra, nuestro planeta, el mismo que con su atmósfera
protectora nos permite vivir, generándonos un ambiente que nos aísla del resto
del hostil y frío universo exterior.
Teoría
de las cinco pieles © Hundertwasser
Al final
todas y cada una de las capas van surgiendo por la misma lógica. Protegernos,
pero al mismo tiempo comunicarnos. El acto de habitar comenzó con este principio,
un principio de instinto de supervivencia. La piel es nuestro envolvente
natural. La ropa de igual modo antes de establecer relaciones complejas como
las tendencias de moda y el estatus social, servía para proteger nuestro
cuerpo,
1.3.1
La
piel como primera capa
La piel además de ser el órgano más extenso, delimita
lo que somos y lo que no somos al ser un envolvente, un contenedor. Que nos
protege, pero no nos aísla, por el contrario; Nos comunica.
“La piel es la frontera
entre nosotros y el mundo. No solo nos protege del mundo exterior, también nos
comunica con él. (…) Todos los sentidos, incluida la vista, pueden considerarse
como extensiones del sentido del tacto. Como especializaciones de la piel. Nuestro
contacto con el mundo tiene lugar en la línea limítrofe del yo, a través de
partes especializadas de nuestra membrana envolvente” (Pallasmaa, J. 2006)
Todos nuestros sentidos nos ayudan a entender
el mundo a darle significado, pero todos los sentidos están en función del
tacto. A través de ellos, extendemos ese límite que nos contiene gracias a la
piel y hacemos del mundo como decía Spinoza una extensión de nuestro propio
cuerpo. Diane Akerman declara que “La mente
no reside en el cerebro sino que viaja por todo el cuerpo en caravanas de
hormonas y enzimas, ocupada en dar sentido a esas complejas maravillas que
catalogamos como tacto, gusto, olfato, oído, visión”.
“Al igual que la cobertura
de otros seres vivos –conchas, cáscaras, corteza, etc.– la piel y sus
extensiones sirven antes que nada de prenda externa, como una estructura
exterior concebida para cumplir una dura tarea de por vida”
Este cuerpo que explora la realidad también
ofrece significados: comunica al mundo. No nos limitamos solamente a
contenernos en nuestra piel, nuestra piel y nuestro cuerpo comunican ideas tan
primitivas y complejas como el hecho de ser bello, ser hombre o mujer, “lo cual
es irónico, dado que las células que vemos, cabello, uñas y todas las que afloran a la superficie de la piel–
están muertas, una vez perdida su propia piel”.
También nuestra apariencia física dictamina
nuestro estatus social, una piel tersa, un cuerpo tonificado, contra un cuerpo
arrugado y maltratado. A veces comunica nuestras creencias como en las
prácticas de modificación del cuerpo con un sentido religioso, como lo es la
circuncisión y nuestro sentido de pertenencia. El maquillaje, los tatuajes, las
alteraciones de nuestra piel, y nuestro cabello. No hay nada más personal que
nuestro cuerpo. Es nuestra primera capa de identidad. Sin embargo este cuerpo
propio “es parte de ésa construcción
identitaria individual y colectiva, histórica, geográfica y cotidiana: soy lo
que me forma, soy como vivo, soy como vivieron otros.(…) El cuerpo propio es al
mismo tiempo un cuerpo colectivo que asume estructuras antiguas, que habita,
sufre y resignifica. Cada cuerpo es un trazado y es producto de un trazado que
lo atraviesa, es un mapa y es producto de los recorridos que hace en los mapas
del espacio y del tiempo. Mapas cargados de afectos que se rehacen con la vida
expresada en saberes, sentires y haceres.”García Slegel, M y Ospina
Espitia, (2009). Akerman también reflexiona en este punto: “diversos sentidos que nos parecen tan
personales, que por momentos nos apartan de los demás, van en realidad mucho más
allá de nosotros. Son una extensión de la cadena genética que nos conecta con
todo lo que ha vivido: nos vincula con otras personas y animales, por sobre el
tiempo y las circunstancias. Son un puente entre lo personal y lo impersonal,
entre el alma privada y sus muchos parientes, entre el individuo y el universo,
entre todo lo que tiene vida en la tierra”.
1.3.2
La ropa como segunda capa
“La moda es arquitectura, se trata de
proporciones”. Coco Chanel
Ahora bien, nuestra piel ha demostrado ser
insuficiente para protegernos contra la intemperie, para lograr el confort
deseado, hemos creado otras pieles artificiales ajenas a nuestro cuerpo que a
manera de capas nos proveen con las condiciones adecuadas para sobrevivir, ya
sea a manera natural o incluso social.
Si nuestro primer
espacio de habitar consideramos que es la piel, nuestra segunda piel, o capa es
la vestimenta, que además de protegernos, sigue comunicando lo que somos y lo
que aspiramos ser, refleja muy claramente los valores de una época. En la actualidad
pocos mercados se adaptan al cambio tan rápidamente como lo hace la industria
de la moda, y al mismo tiempo ella genera cambios culturales en un proceso
simbiótico.
“el hábito envuelve el cuerpo y lo atempera:
algo que se predica asimismo de la habitación, envolvente y temperante: con la
diferencia de que ésta rodea el yo y la circunstancia. La habitación viste un
ámbito, Pero la habitación coincide con el hábito, en cuanto conviene al estado
de cada uno y su oficio, a la vez que los representa y significa. Así, la
habitación desciende de alguna manera del hábito y lo dilata. De los varios
tipos de habitación primaria, hay uno que prolonga y desarrolla la tradición
del tejido: la tienda. Y una tienda ¿Qué es, sino un vestido puesto a un
ración, mínima o quizá no tanto, de espacio vital?” Sarquis (2006)
1.3.3
La
arquitectura y los artefactos como tercera capa
La arquitectura desde su concepción primitiva
ha sido un espacio de protección. Por etimología es el espacio por excelencia
para habitar. Por analogía es un envolvente al igual que lo es la piel o la
vestimenta.
Al igual que como hemos visto en la piel o la
vestimenta, la arquitectura es un objeto cultural que comunica nuestros valores
culturales sujetos al lugar (Genuis Loci) y a una época (Zeitgeist).
Sostiene Félix
de Azúa, citado por Sarquis que “Para que
la arquitectura produzca resultados aceptables puede darse por buena la
jerarquía de los principios establecida por Vitruvio: toda edificación debe
comenzar dirigida por su futuro uso, ha de seguir determinada por la solidez y
firmeza de la construcción, y ha de concluir con un programa significativo que
dé sentido al edificio y al lugar en donde se alza. El trío utilitas, firmitas,
venustas, sigue siendo el abecé (casi nunca respetado) de la habitabilidad”.(…)
“Lo más interesante de la cita es que la
venustas, casi siempre comprendida como belleza, es aquí traducida por el autor
catalán, como “un programa significativo que de sentido al edificio y al lugar
donde se alza” temas ignorados por el Vitruvio original que pensó más en
términos del placer que produce la contemplación de formas proporcionadas,
rítmicas, compuestas en unidad y como resultado de un acuerdo de partes, tal
como exigía Alberti hacia el S.XV. Esto nos habla de que la teoría de la que
parten casi todas las escuelas de la arquitectura, clásicas y contemporáneas
plantean esta doble vertiente vitrubiana, primero una en la que se entiende a
la arquitectura como belleza, y por otro lado como un objeto significante.
Habrá entonces que determinar si la arquitectura actual, es bella,
significante, ambas o ninguna.
Aquí también cabe la reflexión sobre ¿Qué otros espacios que no son ropa
ni arquitectura habitamos? En la vida moderna habitamos también nuestros
vehículos, en ocasiones habitamos o no el transporte público. Aunque no
ahondaremos en el tema, ya que su propósito principal es el de transportar y no
precisamente el de habitar. También podemos decir de una manera más ambigua,
abstracta y poco contenida que habitamos nuestros espacios virtuales.
1.3.4
El urbanismo y los espacios comunes como cuarta capa
“Habitar es tener un lugar en el mundo desde
el cual se extienden los vínculos de comunicación y participación en aquello
que se ofrece como opción de vida en un territorio o una ciudad”. Saldarriaga,
A (2002)
Habitar es sin duda un acto no solo individual si no
también colectivo, la ciudad entonces se entiende por extensión como otra
escala de habitar. Aquí la experiencia se vuelve más compleja porque es un
envolvente invisible, sin embargo perceptible, a diferencia de la ropa y en una
escala mayor que la casa la ciudad no sólo es contenedor, si no también es una
acumulación de espacios vacíos, de lugares en donde sucede interacción que se
llena de significados gracias a los habitantes. “La ciudad
es una aglomeración de espacios construidos –y
por ende, habitados–, cada uno, fuente de experiencias arquitectónicas. El
ciudadano participa de una mínima parte de ellos, al circunscribirse en un
mundo propio dentro del mundo colectivo. Habitar lo urbano permite incorporar
las nuevas experiencias en el campo de las representaciones propias,
expandiendo la imagen del mundo, y en este caso, la imagen de la ciudad”.
Es interesante
resaltar que la ciudad convierte en político el acto de habitar, ya que por el
simple acto de ocupar un espacio en la ciudad uno se vuelve habitante y con
ello se le confieren una serie de normas, de responsabilidades y también de
derechos. En la ciudad habitar se convierte en un derecho y en una
responsabilidad.
1.4
Los supuestos de habitar
Ya hemos hablado que habitar es una actividad
humana y que va más allá de simplemente vivir. Tiene que ver con la
arquitectura pero no depende de su edificación. Entonces ¿Qué es habitar?
¿Cuáles son los supuestos para que el acto de “ocupar” se transforme en
“habitar”? Para el español Miguel Saravia Madrigal, Habitar es:
1.4.1
Habitar es la huella de la vida
«La equiparación de habitar con vivir procede de una época en la
que el mundo era habitable y los hombres habitantes. La habitación era siempre
huella de la vida». Una huella que podía adoptar múltiples formas, pero siempre
dejar rastros, señales, vestigios. Y siempre, permanentemente inacabada. Como
elemento vivo, reflejo de la vida, siempre considerada inacabada hasta que
concluye la vida de los moradores
« La reivindicación
de la casa (Illich, 1985)
Menciona Vidal que mediante la acción
transformadora sobre el entorno, las personas, los grupos y las colectividades
dejan una “huella” que está cargada
simbólicamente. Estas acciones le confieren significado al espacio tanto
individual como social.
1.4.2
Habitar un territorio es reconocerlo y recorrerlo
Habitar es tener
permanentemente, por lo que nos lleva a reflexionar : ¿Cómo puedo tener algo
que no conozco, que no lo apropio, que no lo reconozco? Para poder lograrlo es
indispensable recorrerlo. Así como los ciegos recorren con las yemas de sus
dedos un objeto para conocerlo, así con los pies caminando recorremos un
espacio y lo conocemos. No se puede decir que uno conoce un edificio con sólo
mirar una fotografía, incluso un plano. La única manera de “conocerlo” es
experimentarlo, recorrerlo.
1.4.3
Habitar un territorio es convivirlo
Habitar es un acto individual, pero también
colectivo como lo hemos establecido. Cuando habitamos el espacio público
implica un acto colectivo, habito junto con las demás personas, significa la
participación en la vida social. Las ciudades por su carácter capitalista han
reducido cada vez más los espacios públicos, los espacios sociales, de modo que
las calles donde sucedía la vida social han ido desapareciendo a la par de los
mercados, y los espacios de apropiación espacial. Confinando a las personas a
los espacios interiores, espacios privados. “Habitar
un mundo significa depender de otros en el acto mismo de habitar (y asumir esa
dependencia personal). E intervenir en su transformación humana: participar. En
este sentido, participar significa vivir y relacionarse de un modo diferente.
Pero sobre todo implica la recuperación de la libertad interior propia, es
decir, aprender a escuchar y compartir, libre de cualquier miedo o conclusión,
creencia o juicio predefinidos. (…) Esa libertad habilita a uno para el
florecimiento de la propia vida, pero también para contribuir de forma
realmente significativa a la lucha por una mejor vida de todos los demás. En
este caso, la libertad interior le da vida a la libertad externa, haciéndola
posible y dándola sentido”. Saravia, M. (2004)
1.4.4
Habitar es construir
Habitar es adaptar, modificar, construir,
manipular. Aquello acabado, inmutable, es un espacio muerto, no es un espacio
habitable. ¿Cómo algo puede ser mío si no se adapta a mí, si no sirve para mis
propósitos, para mis necesidades?
Franco
de la Cecla, citado por Saravia, escribe: "Hablamos de la fabricación de la vivienda o de
la entrega a la asistencia médica. Los hombres ya no se consideran aptos para
curarse a sí mismos ni para construirse sus viviendas». Y sin embargo sólo a
través de esas acciones se vive la libertad. «Debe quedar claro que la dignidad
del hombre sólo será posible en una sociedad autosuficiente, y que disminuye al
desplazarse hacia una industrialización progresiva”. Más
que la simple autosuficiencia, me atrevo a decir que lo importante no es la
autoconstrucción, si no la conciencia de la adaptación de los espacios a las
necesidades particulares, a los deseos e inquietudes del individuo. Dado que la
industrialización de la arquitectura construye mediante estándares,
estadísticas que reducen a la persona en un objetivo de consumo.
1.4.5
Habitar una ciudad o un territorio es entenderla,
comprenderlo
Al final no puedo
tener, no puedo habitar si no comprendo, lo que me es ajeno, lo que no puedo
apropiar. El espacio entonces debe fluir en ambas direcciones, me debe
significar y lo debo de resignificar.
1.4.6
Habitar se relaciona con el
fenómeno existencial de “acercar”
“Acercar es traer a la
proximidad de la relación habitual, fundando un ámbito de co-referencia entre
hombre, el mundo y los otros. (Mascaro, L 2011)
Este concepto no es de Saravia sino de
Heidegger, y no habla de una proximidad si no de referencia. “El acercar nombra un carácter de
la existencia, a saber, su dimensión referencial y proyectiva por ello, el
acercar en sentido originario no consiste en acortar segmentos de separación espacial,
sino en contar con lo otro en el horizonte de lo que insta e involucra”. (Mascaro, L 2011)
De este modo, el
acercamiento es un relacionarse con el mundo, no en un sentido físico, sino
ontológico. Del mismo modo que no se limita solamente a la compresión o
racionalización como forma de relacionarse sino también “en tanto dejarse afectar pasionalmente por lo que comparece en la cercanía.
Esto significa que también la disposición afectiva [Beindlichkeit] es
estructuralmente des-alejante”. (Marcaro, L. 2011).
Cuando hablamos de la
apropiación del espacio, no podemos pensar en algo que hayamos decidido
apropiar sin afectos, apropiar conlleva apego, identidad. “La apropiación es un
mecanismo básico del desarrollo humano, por el que la persona se apropia de la
experiencia, lo que se concreta en los significados de la “realidad”. Este
énfasis en la construcción sociohistórica” de la realidad, en lo interpsíquico
para explicar lo intrapsíquico, se apoya en la idea de que la praxis humana es
a la vez instrumental y social, y que de su interiorización surge la conciencia”.
(Vidal Moranta, T. 2005)
Para Vidal, la apropiación tiene dos vías la
acción-transformación y la identificación simbólica, esta última se vincula con
procesos afectivos, cognitivos e interactivos.
1.5
Habitar como modo fundamental de
la existencia humana, habitar modelado y modelador de comportamientos
“El papel fundamental
que el habitar desempeña como modo del existir del hombre. Para el Heidegger,
existir es habitar.(Mascaro, L. 2011)
El habitar así como el habla menciona Doberti
son dos actos humanos exclusivamente que nos instauran en la historia y en la
cultura. “No existe ninguna persona que no habite y no hay momento alguno en que
no lo haga: habitamos todos y habitamos siempre”. (Doberti, R. 2011).
Para Doberti aquellas
que llama estructuras o conformaciones, que no serán otra cosa que aquellos “espacios, artefactos, utensilios e
indumentarias” que tienen la capacidad de “inducir y conducir los comportamientos” y al mismo tiempo, éstos
son modelados por los comportamientos. De modo que establecen “el grado de privacidad o publicidad del
comportamiento, la ubicación y la relación jerárquica de los participantes y
los grados de rigidez disciplinaria que se asigna a cada comportamiento en una
determinada cultura”.
2
El espíritu del tiempo
“Todo el que siente curiosidad por darle un
significado a la vida se ha preguntado al menos una vez por el sentido del
lugar y el momento en que ha nacido” Pamuk, O. (2006)
El
zeitgeist es un vocablo alemán que significa el espíritu de la época se refiere al clima intelectual y cultural de un determinado momento;
utilizada a principios del siglo XX para observar los movimientos artísticos en
el contexto de su época.
Enrique Browne en su
texto “Espíritu de la época y espíritu del lugar” cita a Matisse ya desde 1908 tiene la conciencia de dicho espíritu “Nos guste o no, pertenecemos
a nuestro tiempo y compartimos sus opiniones...incluso sus errores. Todos los
artistas llevan la impronta de su época, pero los más grandes son sólo aquellos
en quienes esa huella está más profundamente marcada”.
Años más tarde agregaba Matisse que “nuestros
sentidos tienen una edad de desarrollo que no viene del ambiente inmediato,
sino de un momento de la civilización. Nacemos con la sensibilidad de una época
de civilización”. Añade Browne que somos producto del “espíritu de una
época” que resulta de la superación de las anteriores. Desde principios de 1900
El arquitecto Adolf Loos hacía la reflexión de la semejanza de los edificios
con la vestimenta de la gente, en su escrito Ornamento y delito, se preguntaba:
“¡No concordaban el
estilo gótico con el traje de borlas! ¡La peluca larga con el barroco! Pero
¿Concuerdan nuestras casas con nuestros trajes? Pero las gentes de una época
estaban en coincidencia con la arquitectura de su época”.
“En el desarrollo de la
historia hay momentos de articulación que modifican o cambian el espíritu del
tiempo, consecuentemente cambian rasgos y aspectos de la cultura en sus
diferentes manifestaciones” (Pérgolis, 1985)
En la
actualidad estos cuestionamientos siguen siendo vigentes. ¿Cuál es el espíritu
de esta época? Un arquitecto entonces no es otra cosa que un psicólogo del
zeitgeist. Mientras no descifremos quién es este espíritu, de que motivaciones
se alimenta, no seremos capaces de trasmitirlo a nuestros edificios.
Ahora bien ¿Cuál es
el zeitgeist actual? ¿Qué nos define como cultura? ¿Cuál es el ambiente
intelectual de la época?
2.1
Desmaterialización y
Añoranza
Vivimos en una era digital sin duda, en donde poco a
poco lo material pierde terreno contra
lo virtual. La cantidad de información existente es en mayor número digital que
impresa. Sin embargo a partir de 2014 ha habido una alza en la compra de libros
impresos (Forbes, 2014). Existe una resistencia, una añoranza hacia lo
material. Desde la aparición de la fotografía digital se ha aumentado por mucho
el número de fotografías realizadas y disminuyó la cantidad de aquellas
impresas, sin embargo empresas como Polaroid han puesto nuevamente de moda la
impresión de instantáneas.
A pesar de la resistencia, la tendencia es imparable,
desde el uso de la banca electrónica y el aumento de transferencias
electrónicas, la desaparición de espacios como la renta de videos por
plataformas como Netflix, la virtual desaparición de las casetas de teléfono
público en las ciudades y su substitución por el uso de los móviles y las
videoconferencias, o el trabajo a distancia han hecho el uso del cuerpo físico
algo prescindible.
2.2
FUGACIDAD
A la cabeza se me vienen ideas como la figura
del internet como la carretera de la información, la conectividad, la velocidad
y a la vez la fugacidad. Estamos en un medio sobre comunicado, si es que eso
existe. Atestados de información, pero
al mismo tiempo en un mundo instantáneo, todo dura un segundo, de fama de
notoriedad, para luego ser olvidado y reemplazado por la noticia más reciente.
Estamos cada vez más comunicados y quizá al mismo tiempo más solos, más
alejados del contacto humano, de la experiencia humana. En un mundo donde todo
está automatizado, robotizado y fabricado en serie. Tenemos una necesidad casi
lastimosa de contacto, de experiencia. Somos parte de un sistema de producción
en masa.
La moda, es una expresión
de esta fugacidad. Pocos actos culturales expresan tan tangiblemente esta
sensación efímera que es ciertamente, es contradictoria: Nos forza a vivir en
el presente, pero al mismo tiempo un presente cambiante.
Aplicaciones como
Instagram, o Snapchat sólo reflejan eso, la vida en el instante. Las imágenes
duran lo que duran en el timeline, en la memoria duran lo mismo.
Para Bauman algunas características de la
cultura actual son “elevar lo novedoso por
encima de lo perdurable, reducir el lapso entre el nacimiento de un deseo y el
momento de su desaparición”. Así mismo
esta fugacidad se extiende a las relaciones, que se ven como “un lastre pesado y obsoleto que debe ser
desechado cuanto antes.(…) La fragilidad y la prescindibilidad de las
identidades individuales y los lazos interhumanos aparecen como la esencia
misma de la libertad individual. No es la posibilidad de conexión la que hace
tan exitosas a las redes electrónicas de comunicación, sino precisamente la
posibilidad de desconexión en el momento que se desee”.
2.3
CONECTIVIDAD Y AISLAMIENTO
“Podemos comprender cabalmente una paradoja de
que sea el avance tecnológico a través del mundo virtual el que da nacimiento
a una nueva idea de comunidad. Que sea el estar frente a una
computadora, uno de los actos más solitarios e individuales del hombre,
el que genere nuevos lazos sociales comparables con los lazos comunitarios de siglos atrás” (Vannini,
P. ,2008)
Sin duda las nuevas tecnologías de
la información han marcado un antes y un después de la manera en que nos
desenvolvemos socialmente, hemos inventado formas cada vez más diversas para
entablar lo que ahora llamamos “redes sociales” pero son aplicaciones,
dispositivos que nos permiten cercanía a través de una distancia. Estamos lo
suficientemente cerca como para “conectarnos” pero lo suficientemente lejos
para decidir hasta qué grado lo hacemos. “La
máquina de habitar” como le llamaba Le Corbusier “dejará de ser la casa y acabará siendo el ordenador y sus dispositivos
derivados. Las nuevas generaciones, los nativos digitales, pasan cada vez más
tiempo conectados a la Red. En ella cultivan sus amistades, encuentran
información, pasan sus ratos de ocio. Sus relaciones con la casa y la ciudad en
la que habitan, están cada vez más marcados por
esa conectividad que todo lo impregna”. (López Galiacho, E. 2014 )
“Mientras la
interacción cara a cara tiene lugar en un contexto de co-presencia, los
participantes de la interacción mediática se ubican en
contextos espacial y/o temporalmente distintos” Thomson, J. (1998)
La comunicación existe en un contexto
temporal difuso. Bien podemos interactuar en un blog y obtener una respuesta
separada por años, como podemos tener una respuesta inmediata. Demandamos una
respuesta inmediata. Se nos hace impensable que alguien que según nos indica la
doble paloma de Whatsapp haya leído nuestro texto, se atreva a dejarnos en
visto.
Estamos todo el tiempo ocupados (o al menos
eso nos han hecho pensar) La hiperconectividad no es otra cosa, que una forma
compleja de esclavitud.
Estamos conectados y aislados al mismo tiempo,
tenemos 700 amigos en Facebook, y quizá no conocemos al vecino, ¿Cuántos de
esos “amigos” nos saludan en las calles o si quiera nos reconocen?
Estamos ávidos de aprobación, el éxito se
mide en “Likes” y “Followers” en las veces visto o compartido, en aquello que
se vuelve “viral” sin reparar en que lo contagioso, suele estar relacionado con
lo enfermo.
Dictamos con voz a nuestros dispositivos
móviles, hablamos con Siri, y sin embargo a un amigo le podemos decir que estamos
tristes con dos puntos y un paréntesis. La vida digital ha resumido las
emociones en emoticons, las reflexiones en memes, y el activismo en likes y
retweets. Todo desde la comodidad de nuestros dedos. Nos hemos habituado, hemos
modificado nuestro modo de habitar para nuestra comodidad sin siquiera notarlo.
“la interacción mediática limita el surtido de indicaciones simbólicas
(…) suministra a los participantes menos herramientas simbólicas para la
reducción de ambigüedad” (Thompson,
J. 1998)
2.4
Sociedad de consumo
“La sociedad de consumo
del fin del siglo XX, supuestamente celebra el materialismo y satisface las
necesidades físicas del cuerpo, en realidad devalúa lo material y lo corporal, aún
los bienes más deseados son elementos evanescentes cuyo valor comienza a
desaparecer inmediatamente después de su adquisición (a medida de que son
usados, gastados, o pasan de moda). La sociedad de consumo solo valora la
fuente, el acto, y/o la razón de compra”.
La cultura actual
está ligada inherentemente al consumismo, pareciera trillado, pero es
importante resaltarlo partiendo de que la arquitectura es un objeto más de
consumo Según dice Bauman ”El consumismo, es un atributo de la
sociedad conformada por individuos cuya capacidad de querer, desear o anhelar
ha sido separada o "alienada" de ellos mismos. A su vez, esa
capacidad se convierte en la principal fuerza que pone en movimiento a toda la
sociedad de consumidores. El consumo ha desplazado al trabajo como principal
actividad generadora de la sociedad”.
En
una sociedad de consumo donde la actividad productiva gira alrededor de
satisfacer los deseos, o más bien de crearlos para después poder satisfacerlos,
es entonces lógico que las tendencias cambien rápido, dado que en la velocidad
de este cambio se encontrará la ganancia, estos nuevos “deseos” harán mover el
aparato productivo. Bauman agrega que La
felicidad no está determinada por la gratificación de los deseos ni por la
apropiación y el control que aseguren confort, sino más bien por un aumento
permanente en el volumen y la intensidad de los deseos, lo que a su vez produce
una fila cada vez más interminable de productos creados para el desecho y la
sustitución”.
De
ahí que la vida acelerada de la que hablamos anteriormente no sea otra cosa que
una velocidad “artificial” producto según Bauman “de la necesidad de alcanzar las oportunidades que se presentan en el
momento y que anuncian el
peligro de desaparecer al instante. El apremio no consiste en adquirir y
acumular sino en eliminar y reemplazar”.
Para
Bauman el problema de este estilo de vida consumista es que la felicidad se
encuentra en el aquí y en el ahora, la promesa de satisfacción “sólo conserva su poder de seducción siempre
y cuando los deseos permanezcan insatisfechos, al mismo tiempo, necesariamente,
se acrecienta la sensación de inseguridad, hasta convertirse la sociedad misma
en la fuente del miedo que produce la infelicidad”. Por tanto indica que “Consumir
es invertir en la propia pertenencia a la sociedad”.
"La publicidad nos hace desear coches y ropas,
tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los
hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido
una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual,
nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo
creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock,
pero no lo seremos y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy
cabreados."(Pallaniuk, Ch )
El consumismo se ha
acelerado gracias a la cultura de la información, en un medio extensamente
conectado, en dónde un algoritmo puede otorgar a una base de datos todo sobre
mí, mi edad, estrato social, sexo, religión, hábitos de consumo para hacerme
llegar “información pertinente” que no es otra cosa que publicidad
estratégicamente dirigida para alguien que sabe todo de mí, menos quien soy,
para que yo gracias a ello también pueda “definir” quien soy y que quiero.
Esto también nos hace
preguntarnos si este universo de información no es también una trampa. Nos hace
creer que tenemos acceso a todo cuando en realidad nos presenta la información
que esperamos encontrar. Basado en las sugerencias que se nos presentan en base
a nuestras preferencias, nuestras búsquedas anteriores. De modo tal que este
espacio “neutral y objetivo” que es la red a veces más es un instrumento de
validación de nuestra visión de la realidad que una ventana a otras
posibilidades como lo promete.
“Los sufrimientos más
comunes en la cultura actual suelen producirse a causa del exceso de
posibilidades más que por el exceso de prohibiciones. La depresión causada por
el miedo a ser inadecuado reemplaza a la neurosis causada por el horror a la
culpa”. (Bauman, Z 2007)
3 Arquitecturas
“Acostumbrémonos a pensar
más en lo arquitectónico que en la arquitectura, y más en la arquitectónica
del habitar que en la arquitectónica de la
edificación. Eso, y no las leyes, devolverán al arquitecto la
credibilidad que necesita ante la sociedad a la que se debe.
López-Galiacho, E. 2014,
La
arquitectura a pesar de ser un arte, se le ha conferido una carga
increíblemente pesada, y ésta es la de ser un arte social. Además la
arquitectura conforme ha evolucionado, se ha ido haciendo cada vez más
compleja, teniendo que resolver problemas que van desde la índole técnica, a
problemas tales como la falta de vivienda, las condiciones de marginación,
problemas medioambientales como el calentamiento global, su construcción de
manera sustentable e incluso su desecho una vez que el edificio ha cumplido su
función. Quizá por atender estas y otras problemáticas incuestionablemente
importantes, en ocasiones ha desatendido su principio y su razón de ser. El
transformar el espacio y hacerlo habitable.
Aunado
a esto como ya reflexionamos anteriormente vivimos en una sociedad de consumo,
y la arquitectura entonces es un producto más. Al igual que la vestimenta se ha
reemplazado el traje a la medida por la fabricación en serie. Pero el coste de
morar en un espacio que no es de nuestra talla genera una ampolla en nuestra
calidad de vida.
3.1 Los “No lugares”
Marc Augé define los no lugares como estos
espacios de anonimato en las ciudades supermodernas. Lugares principalmente
privados, por los que nadie siente apego, nadie puede apropiarlos, y por lo
tanto son en realidad no habitables.
El no lugar es por tanto aquel en el que el
individuo no puede relacionarse ni de manera identitaria, ni histórica. Estos
no lugares son invenciones modernas. En la antigüedad existían los espacios
públicos, pero su calidad en la sociedad contemporánea se ha diezmado y en
veces casi se han extinguido.
Estos espacios suelen ser privados. Ya que según reflexiona Auge “El usuario mantiene con estos no lugares una
relación contractual establecida por el billete de tren o de avión y no tiene
en ellos más personalidad que la documentada en su tarjeta de identidad”. Dice
Koolhaas que el aire acondicionado es el aglutinante de los edificios
contemporáneos, y como cuesta dinero. No puede ser gratis. Para Koolhaas el “espacio basura es el no espacio de
Augé. Aunque para Koolhaas “Es siempre
interior, y tan extenso que raramente se perciben sus límites; fomenta la
desorientación” En cambio creo que incluso el no espacio puede encontrarse
en espacios urbanos. Algunas de nuestras ciudades son espacios carentes de
significación e imposibles de habitar en el sentido pleno.
Suelen ser espacios de tránsito sirven de
paso, son anónimos, son genéricos, la gente no los recuerda.”Es ampuloso pero poco rememorable, como un salvapantallas: su
negativa a detenerse asegura una amnesia instantánea”. (Koolhaas, R.) Son
espacios difíciles de generar comunidad, de generar contacto “Apenas permiten
un furtivo cruce de miradas entre personas que nunca más se encontrarán. Los no
lugares convierten a los ciudadanos en meros elementos de conjuntos que se
forman y deshacen al azar y son simbólicos de la condición humana actual y más
aún del futuro. La soledad de la condición humana contemporánea” (Augé 1993).
Si lo comparamos con los supuestos de habitar
establecidos anteriormente, los no-espacios al ser su negativa. Suponen espacios
que no generan identidad, ni apropiación, que no pueden construirse, ni
adaptarse. Bastará que uno se siente de modo inapropiado para que un guardia de
seguridad salga al encuentro. No se pueden recorrer cabalmente. Caminamos a
través de ellos pareciera que libremente, pero en realidad hay una programación
innata para ello. Caminamos por un aeropuerto casi con la misma libertad que
una res en una banda de producción de un matadero. “Establecen
regímenes de desorientación planificada, instigan una política de
desorganización sistemática. No es exactamente el «todo vale»; en realidad, el
secreto del «espacio basura» está en que es promiscuo y al mismo tiempo
represivo”.
3.2 La arquitectura de masa
“Cierto, cuando llegó el progreso a la moderna nuestra casa...se
desmoronaba; lo que hemos construido en su lugar, aparte de albergar a una
minoría de los mexicanos, ha sido deshabitado por el espíritu. Pero el espíritu
no se ha ido: se ha ocultado. Para referirse al México subdesarrollado algunos
antropólogos usan una expresión reveladora: cultura de la pobreza. La
definición no es inexacta sino insuficiente: el otro México es pobre y
miserable; además es efectivamente otro. Esa otredad escapa de las nociones de
pobreza y riqueza, desarrollo y atraso; es un complejo de actitudes y
estructuras inconscientes que, lejos de ser superviviencias de un mundo
extinto, son pervivencias constitutivas de nuestra cultura contemporánea. El
otro México, el sumergido y reprimido, reaparece en el México moderno; cuando
hablamos a solas, hablamos con él; cuando hablamos con él, hablamos con
nosotros mismos”.Paz, O. (
La arquitectura no se salva de este proceso
de producción masiva, desde los postulados de Le Corbusier que proponían hacer
de la casa “una máquina para vivir” y quizá como intención social sea una buena
propuesta. El movimiento moderno de la arquitectura apuntaba a abolir la
problemática de la vivienda, vivienda para todos. Pero
¿Cuál es el resultado? Recordemos que la muerte del movimiento moderno en la
arquitectura se da simbólicamente con la demolición de los departamentos de
Pruitt Igoe en 1976 (según Charles Jenks arquitecto e historiador) Proyecto en dónde
falla la arquitectura moderna Le Corbuseriana al no dar respuesta a las necesidades
de los habitantes de Saint Louis Missouri. Según describe Newman “Nadie se identificaba con aquellas «tierras
de nadie —lugares donde era «imposible sentir... distinguir un vecino de un
intruso”. Aunque hay que decir que la arquitectura no fue el único factor,
si fue un determinante para el fracaso del proyecto. No fue el único caso, el
boom de multifamiliares de los años 70 están plagados de casos de fracaso.
Quizá suene exagerado, quizá no sea tan
trágico al final de cuentas vivir en una casa idéntica a otra. Pero
que pasa con situaciones como la que México vive en la que el mayor programa de
asistencia social que es el INFONAVIT fracasa estrepitosamente, por que decir que
el 14.2% (Milenio 2017) de las viviendas a nivel nacional se encuentran
abandonadas, es hablar de un problema estructural, en el que en algunas
ciudades llega hasta un 25% Y claro al igual que en Saint Louis Missouri sería
inocente pensar que la arquitectura por si sola es la única causante de estos
fracasos, que no se deben al diseño de las casas si no a problemas de origen
urbano y económico. También sería inocente no ver la tragedia que hay en esto.
Pensando en que la mayor parte del tiempo la pasamos resguardados en un
edificio. “Nos
pasamos la vida en interiores como los animales en un zoológico”. (Koolhaas,
R.)
Es por ello que cuestionar la calidad de los
espacios en los que pasamos la mayor parte de la vida es una reflexión válida.
Estos problemas de viviendas pobremente
solucionadas para un problema en aumento aunado con la especulación
inmobiliaria y con la sociedad de consumo han hecho a la arquitectura una
farsa. La arquitectura moderna no brinda aquellas cualidades que promete en su
propaganda. La arquitectura se ha vuelto escaparate, se ha convertido en
vendedor en palabras de Koolhaas”(…)Está diseñada para portar marcas; los mitos pueden compartirse, las
marcas dosifican el aura a merced de los grupos de interés. (…) las marcas
desempeñan el mismo papel que los agujeros negros en el universo: son entes a
través de los cuales desaparece el significado” Este espacio que conoce todas nuestras
emociones y nuestros deseos, “Es el vientre del Gran Hermano”, y cínica y
descaradamente anuncia cómo quiere ser interpretado “rico, sensacional, flamante, enorme, abstracto, «minimalista»,
histórico” etc.
El proceso de diseño ya no está enfocado a
satisfacer las necesidades del usuario, si no en crear las necesidades del
objetivo. “Crea comunidades no a partir
de intereses comunes o de la libre asociación, sino de una estadística idéntica
y una demografía insoslayable, una ola oportunista de intereses creados”. (Koolhaas,
R.)
3.3 ¿Cómo responde la arquitectura actual al
zeitgeist?
“Cuando pensamos en el espacio, sólo miramos sus contenedores. Como si
el propio espacio fuese invisible, toda la teoría para la producción de espacio
se basa en una preocupación obsesiva por lo opuesto: la masa y los objetos, es
decir, la arquitectura. Los arquitectos nunca pudieron explicar el espacio; el
«espacio basura» es nuestro” (Koolhaas, R)
Ya hemos discutido
como la arquitectura se ha convertido en un producto en serie carente de
significación.
La arquitectura
con la carga social y política que conlleva ha tratado incansablemente de
sortear los requerimientos económicos y estéticos, pero también sociales y
medioambientales. Y como sucede en muchos casos al querer hacer todo, muchas
veces fracasa no dando respuesta ni de una manera ni de otra. La arquitectura
moderna trató de normalizar y estandarizar las necesidades de los usuarios.
Pero en cambio el resultado ha sido una arquitectura carente de significación,
difícil de habitar, difícil de relacionarse.
Las ciudades han
invertido en sus edificios y en el city marketing para atraer turistas.
Buscando el edificio más alto, más extraño, más extravagante. ”Obra maestra” se ha
convertido en una sanción definitiva, un espacio semántico que protege el
objeto frente a la crítica, quedando sus cualidades sin demostrar, su
comportamiento sin comprobar y sus motivos sin ser cuestionados. Una obra
maestra ya no es una casualidad inexplicable, una partida de dados, sino una
tipología congruente: su misión es intimidar, la mayor parte de sus superficies
exteriores son curvadas, enormes porcentajes de sus metros cuadrados son
disfuncionales, sus componentes centrífugos apenas quedan unidos por la fuerza
del atrio, temiendo la inminente llegada de la contabilidad forense (Koolhaas,
2004)
Creo que la arquitectura actual carece de elementos que nos comuniquen,
nos relacionen, gran parte de la arquitectura actual, de las estructuras supermodernas
a pesar de lo vistosas que puedan ser carecen de lo más escencial y esto es que
la arquitectura sea emocional. Es decir que nos comunique algo el espacio, que
sirva como un trasmisor, o como un intermediario de emociones en este mundo
comunicado, cambiante. ¿Cómo podría la arquitectura ser cambiante, adaptable,
mutable? Y no en el sentido de que cambie de colores, se mueva o realice otros
artificios que son meramente teatrales, ¿Cómo la arquitectura moderna me
permite modificarla, interactuar y comunicar, entender y comprender?
El hábito moldea
el hábitat, pero también funciona a la inversa. ¿Cómo la arquitectura moderna
está moldeando nuestro estilo de vida? ¿Cómo nadie lo está cuestionando? ¿Es
moral, es legítimo? ¿Cómo la arquitectura responde a las necesidades que exige
la vida moderna? ¿Se lo pregunta, o lo da por sentado?
¿Cómo es que la
arquitectura representa esta fugacidad, nuestra idea de conectividad y nuestro
sentimiento de aislamiento en la vida que llevamos en los medios virtuales? ¿Es
posible que la arquitectura concebida como una expresión material pueda atrapar
estas ideas?
Según reflexionan Julio Bermudez y Robert Hermanson
(1996) “Desde un punto de vista filosófico, existe la necesidad, es más, el
deber del arquitecto de expresar el momento en que vive, en nuestro caso el
zeitgeist de hoy. Esta posición apoya la proyección y construcción de edificios
que incorporen las cualidades virtuales de la cultura de medios en el mundo
real. Esta exportación creativa de la lógica, naturaleza, y apariencia de lo
virtual en lo real permitiría que el ciudadano común experiencie los efectos
escondidos pero bien concretos de la virtualidad en nuestras vidas. El
propósito de esta "arquitectura de transitoriedad" no sería ya
estética sino, y esto hay que remarcarlo, critico. La arquitectura de
transitoriedad pondría a la vista aquello que esta fuera de la vista a través
de la expresión en una materialidad descarnada del carácter transitorio del
mundo del simulacro en el que habitamos”.
3.4 La piel arquitectónica
En la arquitectura contemporánea es frecuente
escuchar el término de piel como sustitución del término fachada. El muro
cortina es uno de los principales inventos de la arquitectura moderna. El hecho
de que la fachada no responda a ser un elemento estructural o un elemento
supeditado a su estructura, si no un envolvente libre dio a la aquitectura un
sinfín de posibilidades.
En términos de la edificación podemos hablar
de 3 elementos que la conforman: La estructura, el envolvente y los sistemas de
espacios interiores. Si además añadimos los sistemas necesarios para su confort
(líneas eléctricas, agua, drenaje, ventilación, etc). La analogía con un ser
vivo es evidente. La estructura funciona como el sistema esquelético, el
envolvente como la piel y los sistemas de confort tienen una lógica muy similar
a los sistemas respiratorios, digestivos, etc. Por lo que esta analogía no es
nada novedosa.
En la actualidad estas fachadas se han vuelto
elementos cada vez más especializados Manuel Gausa, citado por Ethel Baraona
define esto que nombran piel arquitectónica como “Una capa exterior que media entre el edificio y su entorno. No una
elevación neutral, sino una membrana activa, informada; comunicativa y en
comunicación. Más bien que paredes con agujeros, pieles técnicas, interactivas.
Pieles colonizadas por elementos funcionales capaces de contener las
instalaciones y los servicios; capaz de recibir y de transmitir energías; pero
también capaces de contener otras capas incorporadas” Es decir que como una
metáfora de piel cambia, se ajusta, se adapta al entorno, comunica y se
informa, no un elemento estático, si no uno en constante transformación.
Al igual que la piel, al igual que la
vestimenta, los edificios comunican. A través de sus materiales, de sus signos,
se dice que un edificio es legible cuando se entiende su función con su mera
tipología, el status se revela con la calidad de sus acabados. En versiones mas
modernas las grandes cajas de cristal comunica lo que pasa adentro de ellas. “Pieles tersamente estiradas
encierran débiles fiascos. La transparencia sólo revela todo aquello en lo que
no podemos tomar parte”. (Koolhaas, 2004)
La iluminación en ocasiones nos da idea de
que es lo que sucede dentro. En algunos de ellos es sólo una ilusión. Aquello
que vemos en las fachadas está desconectado de la vida interior del edificio,
como un producto cuyo empaque es más atractivo que su contenido.
Gracias a la tecnología los edificios se han
vuelto más comunicativos y no sólo en el sentido simbólico, si no que sus
pieles se han convertido en pantallas que igualmente despliegan noticias o
incluso reaccionan en tiempo real según lo que acontece. De modo que la piel se
vuelve interactiva.
Esta
metáfora de la piel al mismo tiempo ofrece múltiples reflexiones, al igual que
la piel, las pieles arquitectónicas debieran adaptarse al entorno, como lo hace
una piel con membranas especializadas, que se mimetizan, que sudan, que se
refrescan, y no sólo en un sentido tecnológico de confort térmico como ya lo
han logrado muchas de las edificaciones verdes, si no que va más allá. A las
posibilidades que nuestra piel misma nos ofrece.
3.5 La
arquitectura sensorial –emocional v.s. La arquitectura inmaterial o la
arquitectura en tiempos inmateriales
La vida en la ciudad no
surge de sus formas significantes por reconocidas y monumentales que sean sino
de los acontecimientos que ocurren entre ellas: esta interacción de los
habitantes con el espacio va más allá de la idea de identidad, alcanza al
sentido de la vida en la ciudad, eso que Julia Kristeva señala como consecuente
con la práctica significante. La literatura teje trazos con palabras, describe
detalles y a la vez da sentido a los escenarios a través de las escenas: “Yo
soy el único espectador de esta calle, si dejara de verla se moriría”, señaló
Borges en 1923 en el poema “Caminata” (1980).
Al igual que hablábamos de la
desmaterialización y de la añoranza, pareciera que la arquitectura sufre este
fenómeno. La arquitectura se presenta cada vez más inmaterial por un lado, y
más tectónica en otras de sus manifestaciones contemporáneas.
Juhani Pallasmaa en su libro “Los ojos de la
piel” toca a detalle el “ocularcentrismo”. Es decir cómo lo visual ha dominado
sobre el resto de los sentidos, La arquitectura es un ejemplo de ello. Pero en
realidad lo encontramos plasmado en casi todos los aspectos de nuestra vida. Desde
como nuestros monitores despliegan una cantidad alucinante de imágenes. Tanto
que ha provocado incluso ataques de epilepsia fotosensiva en niños. Porque
incluso nuestros cerebros no están del todo adaptados a la velocidad de las
mismas. Este mismo fenómeno provoca que cada vez más niños sean diagnosticados
con déficit de atención. Ya que es imposible que encuentren el mismo estímulo
sentados en un salón de clases con una persona al frente. Esto conlleva a que
nuestro sentido de la vista está ávido de imágenes nuevas, cada vez más difícil
de sorprender.
La arquitectura como decíamos anteriormente
es naturalmente material, sin embargo existe la inquietud de que la
arquitectura experimente del modo que lo hace el mundo virtual. La imagen de
pantalla es quizá uno de las representaciones arquitectónicas más acercadas de
la metáfora del Zeitgeist (Bermudez y Hermanson 1996) La fundación Cartier de
Jean Nouvel en París, es un buen ejemplo que “conscientemente juegan con la disolución de la solidez material en transparencias,
translusencias, y opacidades que sugieren una visión desvaneciente de una
presencia descarnada”. Cuando además esta imagen de la pantalla logra adaptarse
(mutar) en tiempo real entonces esta arquitectura desafía su propia
materialidad haciendo el hecho
arquitectónico más importante que la arquitectura misma. De modo que el dentro
y fuera no son tan importantes como el ahora. Redefiniendo completamente el
concepto mismo de arquitectura.
Pero aquí cabe la reflexión si el imitar
nuestro zeitgeist es el único propósito de la arquitectura. Si la arquitectura
debe despojarse de su materialidad. Si estas “pantallas” son realmente
arquitectura, nos están comunicando algo relevante o sólo es parte del
espectáculo publicitario en el que nos encontramos inmersos. Si la arquitectura
se está volviendo cómplice de esta inmaterialidad en donde acallamos los
silencios con imágenes, con ruido, con información yuxtapuesta, continua,
irrelevante acallando el resto de nuestros sentidos. Tenemos cada vez casas más
“inteligentes” cuando algunas de ellas ni si quiera pueden ser “habitadas”.
Buscamos realidades aumentadas cuando no somos capaces de percibir
completamente lo que podríamos con nuestros meros sentidos si estuviéramos
alerta. Así que: ¿Qué tan necesario es que la arquitectura sea una expresión
inmaterial, que se convierta en mero contenedor para experiencias virtuales?
Entre más tratamos de desmaterializarnos, hay
algo que nos ata, una realidad innegable. Somos seres corpóreos. Nuestra
materialidad resiste y reacciona ante lo virtual. Lo tectónico, lo táctil
chocan con lo intangible.
4
Conclusiones
Estamos sin duda en un momento de catarsis,
pero en esta liberación no hemos resuelto si liberarnos de lo tectónico y lo
material o resistirnos a lo virtual. Sin embargo creo que es una lucha que está
perdida. La tecnología seguirá avanzando resistirnos sería como negar su
avance. Por lo que creo que la respuesta no está en ninguno de los extremos si
no en una postura conjunta. En cómo ver que las nuevas tecnologías enriquezcan
nuestra sensorialidad. Cómo regresar al resto de los sentidos su valor y sus funciones.
Cómo rechazar estos productos que nos han vendido y exigir lo que necesitamos
para realmente habitar. Para mí la respuesta está en la piel. Entendida esta
como una extensión de todos los sentidos y cómo estas capas o envolventes nos
protegen y nos relacionan, nos filtran de sensaciones en lugar de contenernos,
en lugar de ensordecernos.
5
Propuesta
5.1 Descripción
La idea de este proyecto es generar una
exploración tomando como referencia los modos de habitar moderno, pensado en
capas y relacionarlo con la manera en que la naturaleza adapta sus envolventes
al entorno. Con la intención de vincular la creación del hábitat partiendo de
la piel en una búsqueda de relación de los límites entre lo público y lo
privado. Reflexionar sobre como los nuevos modelos de espacio habitado
intervienen y modifican la forma de vida de los usuarios, así como maneras en
que la arquitectura siga vigente adaptándose al espíritu de su tiempo.
Para ello se pretende desarrollar un modelo
de vestimenta que se adapte como una segunda piel haciendo uso de las
tecnologías actuales y tomando como base de diseño dicha prenda generar una
estructura arquitectónica que replique la exploración a manera de espacio
habitado.
Partiendo de la idea de que habitamos en
capas, podría decir que para efectos de exploración una capa es sólo una escala
de habitar, por lo que lo mismo da una prenda que una habitación, que una
ciudad, entendiéndola como una extensión de mi ser que define, y al mismo tiempo
me protege, pero parte de mí y mi relación con otros según la escala.
5.2
Objetivos Generales
Hacer una exploración de la idea de habitar
tomando como punto de partida el cuerpo, la piel como contenedor y sus
diferentes escalas a manera de capas hasta llegar al objeto arquitectónico.
5.3
Objetivos específicos
Generar un espacio de habitar en una o varias
escalas que permita comunicarme de “dentro del envolvente” y “hacia fuera de
él” tomando en cuenta la analogía de la piel.
Hacer una reflexión entre lo público y lo
privado, entre la identidad individual y colectiva. En la conexión del yo con
el otro, con el mundo, de modo que el hábitat no sea sólo un contenedor
aislado, sino comunicativo, conectado.
Generar una arquitectura emocional, que
brinde una experiencia sensorial.
Replantear la idea de habitación ideal,
funcionalidad y confort recuperando la noción misma del cuerpo y sus sentidos,
de la percepción del espacio y las interpretaciones únicas de cada individuo.
Rescatar la “habitabilidad” de los espacios
de modo que se puedan generar envolventes adaptativos, ligados a la identidad y
los “hábitos” de los usuarios.
Entender la responsabilidad del diseño como
un facilitador de los hábitos, como un agente sino modelador al menos
modificador de la conducta
5.4
Metodología
Partimos de un
estudio antropocéntrico, y un estudio del cuerpo.
Para esto se
enlistó una serie de posibilidades a partir de la piel y sus funciones.
Destacando la capacidad que tiene de proteger y ser permeable, de ser un medio
de comunicación.
A partir de esto se desarrollaron ideas de
proyecto partiendo de cada una de las características, y se fueron descartando
aquellas que no cumplían con los objetivos del proyecto.
El enfoque era el vínculo de habitar según
los supuestos establecidos. Lograr a través de la tecnología nuevas maneras de
habitar transformando la noción que tenemos de capas en capas comunicativas,
sensoriales y emocionales.
Teniendo en cuenta que la piel es la primera
capa de habitar, sucesivamente cada capa generará una protección diferente y
una relación única entre el contenido y su entorno.
5.5
Hábito que habito
Según se explicó en la
metodología se escogieron algunas posibilidades de proyecto que cumplieran con
los objetivos definidos.
5.5.1
Habitáculo 1
La matriz como espacio primitivo de habitar.
"...la vivienda es un sucedáneo del
vientre materno, primera morada cuya nostalgia quizá aún persista en
nosotros.""...la complicada arquitectura de nuestro aparato psíquico
también es accesible a una serie de influencias." Freud, (1930)
El
seno materno comunica, alimenta y protege. El primer espacio es un envolvente
arquitectónico con dos compartimentos, separados espacialmente, para dar cabida
a 2 personas. Una en cada uno, y se compone de un sensor que sensa los latidos
del corazón de uno y por medio de una bocina tipo subwoofer reproduce los
latidos de la primera haciendo que el espacio “sienta el latir”
5.5.2
Habitáculo 2
La piel se enrojece con la actividad, los
vasos sanguíneos se dilatan
Se trata de una prenda de vestir diseñada para
alguien que hace ejercicio, de modo tal que cuando se calienten ciertas partes
estas cambien de color mediante luces leds.
5.5.3
Habitáculo 3
La piel se “emociona”
El habitáculo tendrá una serie de “escamas”
que al momento que una persona toque ciertos puntos fuera del habitáculo,
accionará un sistema de ventilación haciendo que las escamas se “ericen” la
persona que se encuentra dentro sentirá esta reacción al momento que esas
escamas le rocen.
6
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